La literatura médica admite que podríamos evitar más del 80% de los infartos que se producen actualmente. Y sin embargo no lo hacemos.
El sistema no está diseñado para ayudar a mantenernos sanos: actúa drásticamente una vez se ha producido el infarto.
Si queremos mejorar nuestra salud cardiovascular necesitamos cambiar la mentalidad actual. La clave del éxito reside en diagnosticar a tiempo la ECV, antes de producirse el infarto, en el paciente todavía asintomático. Hoy es posible hacerlo de forma fiable, rápida, incruenta, inocua y además económica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario